domingo, 21 de junio de 2009

Andrea Iriart de La caja encantada. Testimonio de una teatrista de La Plata

La caja encantada
Un pequeño teatro


El relato, las formas del relato, el encanto de la escucha, tiene su origen allá lejos, más lejos que nuestras infancias, más allá de la escritura y otras representaciones. Nace con la voz. Se narraba. Luego la voz fue adquiriendo representación valiéndose del cuerpo, las imágenes y fue complejizándose hasta el montaje de un escenario, asistimos al origen del teatro.
Somos escenógrafas y por allí andábamos cuando nos propusimos construir este pequeño teatro. Nuestro deseo radicaba, si es que el deseo puede radicar en algún lugar, en construir una caja escénica, nuestro propio teatro, con posibilidad de representar obras y más pretensiosas aún cuando decidimos que fuese, portátil.
Indagar en la historia de estos formatos fue una tarea que nos ocupó unos meses previos a la realización y con placer buscamos estas manifestaciones en diferentes partes del mundo, Toy theatre, Pollocks, Kindertheatre, papiertheatre, imageries, claro que solo a través de libros o visitas virtuales.
Entre tantos nombres aparece el Kamishibai, teatro de papel japonés, y !aparece en buena hora con funciones! Podíamos asistir y ver por primera vez un teatro de papel! Viajamos a Capital Federal, más precisamente a Espacio Ecléctico y nos maravillamos como niñas del siglo pasado.
Láminas, varillas, puertas y telones echaron a rodar sobre la mesa de trabajo y pronto tuvimos nuestro teatro. Desde entonces, en un garage, un galpón, una sala, una esquina, hay funciones. La caja teatral que realizamos es una versión libre de formatos preexistentes, una variante. Amalia Sato diría “prima lejana” del kamishibai y a nosotras nos gusta alentar esa vecindad de las formas.

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